Wallis Simpson

Nació en Pensilvania en 1896 en el seno de una familia humilde. A los veinte años conoce a un apuesto aviador, Earl Winfel Spencer, con el que se casa poco tiempo después, fue tan corto el noviazgo que no se percata del alcoholismo de Earl hasta después de casados, después de varias idas y venidas el matrimonio acaba en divorcio.
En 1926, instalada en Europa, conoce al que será su segundo marido Ernest Simpson, un adinerado hombre de negocios que la introduce en las más altas esferas de la sociedad londinense. Wallis es asidua a las fiestas, cenas, eventos y es en uno de ellos, concretamente en una cacería donde conoce al Príncipe de Gales, futuro rey Eduardo VIII. A partir de este encuentro comienza una de las historias de amor más famosas que se conocen.

En 1936 pocos meses después de subir al trono, Eduardo abdica para poder casarse con Wallis (hecho que a la americana no le hace ninguna gracia) se exilian a Francia y se casan en 1937.
Centrémonos en la moda, esta mujer no fue la clásica belleza, su aspecto andrógino no se adaptaba a los cánones de la época, pero indiscutiblemente poseía un estilo y elegancia que han hecho de ella uno de los mitos del mundo de la moda.
Conocida es su afición por las joyas, entre las que destacan piezas de Cartier y Van Cleef and Arpels, entre otros. A su muerte en París en 1986,dejó una fabulosa colección que se subastó en 1987, parte del dinero recaudado se destinó a causas benéficas, como en la investigación del SIDA.
Las joyas que a continuación os muestro son de Cartier, entre ellas la mítica Panthère, animal emblema de la Maison.


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